El juego de Ender
Título original: Ender’s Game Año: 2013 Duración: 114 minutos País: EE.UU. Género: Ciencia ficción. Estudio: Kurtzman/Orci, eOne Films Director: Gavin Hood Guión: Gavin Hood (Novela: Orson Scott Card) Música: Steve Jablonsky Fotografía: Donald McAlpine Reparto: Asa Butterfield, Harrison Ford, Abigail Breslin, Ben Kinglsey, Viola Davis, Hailee Steinfeld.
Dos jóvenes aspirantes a
héroes de guerra experimentan en gravedad cero con sus nuevas armas
y flamantes trajes. “¡Dispárame!”, le dice el uno al otro entre
la ilusión y la expectación. Al otro lado, observando con atención
su maquiavélica obra, jefes militares que ya peinan canas se
regodean al ver que este adoctrinamiento, que este entrenamiento
disfrazado de videojuego hiperrealista está creando frías e
imponentes máquinas de matar.
Como si de una 'chaqueta
metálica' de instituto espacial se tratara, 'El juego de Ender' se
dedica a subrayar durante su primera hora y media todas las filias
armamentísticas y militaristas del pueblo americano en forma de
sueño húmedo de gamer adolescente, para esbozar en el tramo
final una crítica contra esas mismas instituciones que banalizan la
violencia y utilizan a su belicoso antojo a los héroes de usar y
tirar que ellos mismos han creado. El enfoque de instituto de
secundaria (la soledad del diferente en el comedor, las peleas en los
baños...) con que se le dota al entrenamiento constituye un acierto,
pues será la forja del líder, con sus correspondientes
desaveniencias con los superiores, toma de decisiones, amistades y
amores sugeridos lo que mejor funcione. Los juegos de guerra, un
remiendo de los partidos de quidditch de
la saga de Harry Potter y el alma competitiva de los de 'Top Gun',
sirven como preparación para una batalla final que nunca llega,
convirtiéndose este Juego de Ender en la hermana sin sangre y sin
mala leche de aquella otra crítica intergaláctica incomprendida que
fue 'Starship Troopers' o si se prefiere en el equivalente juvenil y
fantasioso de 'Jarhead'. Si bien su tesis es loable (recordemos que
adapta el clásico homónimo de ciencia ficción escrito por Orson
Scott Card), la película queda descompensada, correcta visualmente,
con una planificación de escenas cercana a los videojuegos de última
generación – algo que su director Gavin Hood ya mostró como seña
de identidad en la primera entrega de 'Lobezno' – pero ahogada por
su sorprendente falta de acción, sus excesivas explicaciones en
forma de peroratas y por un final verdaderamente anticlimático tanto
para sus jóvenes y confundidos protagonistas como para los
espectadores. Hay una base interesante y compacta para crear una
saga, en especial por la fuerza que pueden insuflar los personajes de
Harrison Ford y Ben Kingsley, pero aparece diluida, tan sólo
esbozada en esta primera cinta que no entrega la suficiente épica ni
diversión que su público potencial podría esperar, y que tampoco
cuaja una crítica convencida contra el autoritarismo y el
adoctrinamiento militar, pues al igual que los jóvenes soldados
parece más fascinada por la mística de la guerra que por su
abolición.
José Colmenarejo
Hay cosas que me gustan mucho en esta crítica. Por ejemplo, afortunadas expresiones como "sueño húmedo de gamer adolescente," y la paradoja que encuentras al final entre la fascinación y la abolición. No obstante, encuentro cosas a faltar: me gustaría que hubieses contextualizado más la obra de Scott Card y que entraras más a fondo en la relación entre la obra original y la película (entiendo que no podemos leerlo todo, pero en un caso como este creo que sería importante y que conocer el libro nos puede proporcionar una posición más idónea para juzgar la película). Por ejemplo, no he visto"El juego de Ender", pero encuentro arriesgada la relación con "Starship Troopers", película que jugó a transgredir el sentido de la obra original por la vía de la hipérbole militarista reciclada para fines satíricos. Me temo que no es el mismo caso y que no es adecuado homologar las dos películas. Pero, dejando eso de lado, es un texto sólido y bien construido: permíteme que me ponga un poco pesado con estas cosas, que no dejan de ser importantes.
ResponderEliminarun abrazo,
Jordi Costa