sábado, 23 de noviembre de 2013

Adiós, Nueva York

Blue Jasmine
Título original: Blue Jasmine Año: 2013 Duración: 98 minutos País: EE.UU. Género: Drama, Comedia Director: Woody Allen Guión: Woody Allen Música: Varios Fotografía: Javier Aguirresarobe Reparto: Cate Blanchett, Alec Baldwin, Sally Hawkins, Bobby Cannavale, Peter Sarsgaard, Louis C.K., Michael Stuhlbarg, Andrew Dice Clay, Max Casella, Tammy Blanchard, Alden Ehrenreich


A lo largo de los últimos años, Woody Allen nos ha acostumbrado a pequeñas obras de honda amargura envueltas en los revestimientos de la comedia más ligera y, en apariencia, sin pretensiones. Eran por lo tanto capsulas de disfrute rápido que a menudo dejaban un poso de reflexión creciente, tejiendo profundos  relatos acerca de las dinámicas pasionales modernas sin parecerlo en absoluto. La película que precisamente abre esta última etapa probablemente sea la excepción a la regla: Match Point (2005), parece nacer ya desde su propia concepción como una obra conscientemente mayor, con un acabado narrativo más férreo, formalmente más sobria que de costumbre, y donde lo que habitualmente en la filmografía del neoyorquino se muestra de forma implícita aquí se vuelve explícito. Marcaba, además, el principio del sedentarismo europeo al que el autor se ha visto abocado económica y geográficamente durante casi una década, si bien es cierto que con vueltas ocasionales a sus orígenes más puros (Si la cosa funciona, 2009 ).

Blue Jasmine parece entroncar con el film protagonizado por Jonathan Rhys Meyers y Scarlett Johansson, porque parcialmente cae en los mismos atributos arriba mencionados y porque, probablemente, venga a cerrar esta etapa, a pesar de que el periplo europeo continúe. Aquí se vuelve a Nueva York pero no de la misma manera en que se volvía, casi desde una perspectiva nostálgica en Si la Cosa Funciona, sino más bien a partir de un tono crepuscular y decadente, en el que La Gran Manzana y lo que en ella sucede es puesto en relación esquizofrénica con otro espacio (San Francisco), otro tiempo (posterior), y otra situación dramática y personal de la protagonista (negativa), que crean un contrapunto constante de saltos temporales cuyos tiempos y acciones se van complementando y en el que, todo sea dicho, no existe un tratamiento del flashback como tal sino que más bien hay dos tiempos que se van alternando.

Si Match Point partía para tratar el arribismo social de la estructura y de varios conceptos de un clásico literario como es Crimen y Castigo, ésta parte del famoso texto teatral de Tenessee Williams, Un Tranvia Llamado Deseo. Como Blanche Dubois, Jasmine (Cate Blanchett), se ha arruinado y no tiene donde caerse muerta. Las dos emprenden un viaje hacia la pobreza y la locura que las aleja del glamour del que tanto se vanagloriaban y del que tanto y tan fatalmente les cuesta desprenderse aun cuando ambas acaban en la miseria esperando infructuosamente a su príncipe azul mientras viven de prestado en el piso obrero de la hermana y el cuñado (siempre embrutecido y primitivo, catalizador de conflictos). Jasmine es una mujer que ha pertenecido, gracias a su matrimonio con un multimillonario especulador inmobiliario, a la jet-set neoyorquina y que ha construido toda su existencia en base a la apariencia y a la cultura del lujo. Es caprichosa, egocéntrica y superficial, prefiere no ver los más que evidentes negocios sucios de su esposo. Cuando todo estalle y éste sea procesado por estafa, el gobierno les retirará todos sus bienes y riquezas convirtiendo a Jasmine en víctima de la crisis que ella pasivamente y su marido activamente han ayudado a crear. Pero Jasmine no llega en tranvía a su nueva vida, llega en avión y en primera clase y ese no poder desembarazarse de su vida pasada será lo que la conduzca hacia su marcada incapacidad para adaptarse al mundo real y, eventualmente, hacia una locura decrépita anclada en la añoranza estática de un universo de grandes edificios felizmente frecuentados por la élite neoyorquina de la que antes ella era orgullosa integrante. Por ello, la figura del príncipe azul que viene a salvarla se antoja imposible. Porque nunca podrá renunciar a la apariencia y por lo tanto a la mentira. Porque consecuentemente construirá cualquier nueva relación sobre un entramado de falsedades que la hagan sentirse deseada no solo por su belleza sino también por su pertenencia a un estrato social determinado. Está atrapada y descontextualizada en un paisaje como el de la ciudad de San Francisco, tan extraño y poco frecuente en Woody Allen, como el ambiente y los pretendientes (de escala social ascendente, un obrero, un dentista y un aspirante a congresista), lo son para Jasmine.

Ciertamente, la película destaca por peculiaridades argumentales anómalas dentro de la filmografía del director, desde su decisión de enclavar la historia en la crisis económica actual dándole un barniz de cierta mirada social realmente inédita en su obra según este tratamiento, hasta  el retrato y composición que hace de un grupo de personajes obreros raramente plasmados en sus películas. Como Cate Blanchett, que realiza una interpretación de antología, a menudo moviéndose en registros extremos o realizando transiciones entre estados de ánimo opuestos con una brusquedad y precisión admirables, Blue Jasmine resulta una película sobria y elegante, muy interesante a varios niveles, formalmente sin novedades  aunque los planos secuencia tan característicos en el cine de Allen (que los hay), hayan cedido paso a un montaje más convencional basado en el plano-contraplano. Sin embargo hay en ella como en Match Point, esa intención de película seria, de obra importante, quizá demasiado medida y que pierde la espontaneidad desenfadada  y humilde de obras anteriores.
Aun así, la sinceridad y potencia del plano final, su detenimiento en ese rostro triste, perdido y roto para el que ya no queda esperanza alguna, supone un cierre prodigioso y bellísimo dentro de la inmensa obra de este gran autor.   


Miquel Zafra

1 comentario:

  1. Me encantan el segundo y el último párrafo de esta crítica: dices cosas muy lúcidas y muy valiosas en ellos. Le tengo, no obstante, cierta antipatía al tercer párrafo, porque creo que en él te detienes demasiado a explicar el argumento de la película y eso hace que tu argumentación acabe cargando con un sobrepeso prescindible. Es una manía personal, que muchas veces os pediré que seáis sintéticos, pero has hecho una crítica muy brillante, que entra en profundidad en la singularidad de esta película, discerniendo muy bien sus pros y sus contras.

    un abrazo,

    Jordi Costa

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