jueves, 5 de diciembre de 2013

La codicia y el dolor.



Título: El consejero. Año: 2013. Duración: 117 min. País: Estados Unidos Género: Thriller. Dirección: Ridley Scott Guión: Cormac McCarthy Fotografía: Dariusz Wolski. RepartoMichael Fassbender, Cameron Díaz, Javier Bardem, Penélope Cruz, Brad Pitt
 
Existe, y se palpa en la versión original de la cinta, una suerte de similitud sonora entre los términos en inglés que mejor resumen El consejero: codicia (greed) y pesar, dolor (grief).

No solo describen la historia, la de un abogado (Michael Fassbender) que busca enriquecerse ilegalmente (codicia) para contentar los caprichos propios y de su futura esposa (Penélope Cruz), mediante una serie de negocios arriesgados y de previsible y trágico futuro (dolor); sino que, además, dibujan la génesis y el resultado de los trabajos de los principales implicados en la película: director, guionista y reparto.

Empecemos con Cormac McCarthy, que deja su habitual faceta de novelista para escribir su propio (y primer) guión cinematográfico, tal vez empujado por su larga trayectoria de relatos adaptados a la gran pantalla. En su trabajo encontramos numerosas situaciones creadas para dar cabida a una ingente cantidad de diálogos, en los que McCarthy trabaja entregado por definir el terrible mundo de violencia, ilegalidad y drogas que tiene lugar en Méjico, pero hace poco por ninguna historia. Principalmente asistimos a numerosas reuniones del abogado con sus socios (Brad Pitt y Javier Bardem) que se revelan como eternas batallas dialécticas, en las que cada personaje, lleno de sabiduría, intenta decir siempre la última palabra. Si bien resultan perfectamente fluidas, el problema es que excepto el desgraciado counselor y su esposa, todos parecen saberlo todo sobre la vida que llevan y el mundo en el que viven: no solo los criminales, pues la codicia de McCarthy hace que anecdóticos personajes como el cura o el dependiente del bar también se presenten con rebelde labia y oscuro trasfondo personal.

En su guión incluso alguien que solo haya rozado la totalidad de la obra de Cormac MacCarthy podrá observar elementos comunes con su identidad como autor. El bolito de la cinta, por ejemplo, no parece sino una versión más sofisticada del arma del personaje de Javier Bardem en No es país para viejos  ("pistola de perno cautivo" es su exacta difinición, dice google) y la referencia a los personajes por su rasgo u oficio, en vez de dar a conocer su nombre real, es un recurso que ya habría utilizado en otras novelas, como El sunset limited. 



El reparto es otro de los ganchos de la película. Entre tanta estrella (y muy vistosos secundarios como Bruno Ganz o Dean Norris) es curioso como Cameron Díaz, el nombre menos trendy del cartel, consigue despuntar sobre el resto gracias a la inclusión de su personaje (Malkina) en esa larga lista de mujeres de fuerte carácter que pueblan las películas de Scott y gracias también a cierta escena cuya extravagancia, controvertido erotismo e innegable humor la convierten en un clásico instantáneo. El resto de integrantes funcionan como virtuosos músicos sin una batuta que los guíe  y esta sensación de individualismo se acentúa por todo lo ya mencionado sobre el guión y sus diálogos.

Como ya ocurriese con Prometheus (aunque en ese caso el resultado mantuviese una mejor visión de conjunto, debido al género del relato, a su reminiscencia con Alien y al fascinante despliegue visual del mismo), Ridley Scott se diluye, desaparece cuando debería centrar sus esfuerzos en controlar estas dos armas que se desbocan de manera automática, el guión y el reparto. Lindelof tal vez sea a la precuela de Alien lo que McCarthy es a El consejero. En la obra de ciencia ficción Scott también dejaba que carencias del guión se reforzasen con absurdos histrionismos a voluntad de su equipo; y donde allí, por ejemplo, para justificar que un geólogo se perdiese en la estructura rocosa del planeta inexplorado, Scott permitía que Lindelof añadiese un oportuno problema de disciplina y drogadicción; aquí deja que leopardos y extravagantes peinados completen diálogos que no dicen nada sobre la personalidad del que los interpreta.

Lo que se resuelve, por tanto, es un puzzle de ambiciosas intenciones con desafortunados resultados, en el que si el espectador quisiese quedarse con una sola escena, lo tendría difícil, pero si tuviese que ampliar su mirada y se viese obligado a elegir una película de Ridley Scott, El consejero no despertaría el mismo debate.

Santiago Alverú

2 comentarios:

  1. Bienvenido al curso y al blog, Santiago. Me alegra mucho que te hayas atrevido tan pronto subir tu primer texto. No he visto la película y, en este caso, creo que me haría falta verla para poder discutir en propiedad tu texto. "El consejero" está siendo una película muy controvertida y creo que esa polémica tiene que ver con el choque entre un universo muy estable y codificado (el de McCarthy) con otro que basa su identidad en una identidad fluida y cada vez menos acusada (el de Scott). No acabo de entender tus objeciones a los diálogos de McCarthy y a su gusto por la abstracción en la definición de los personajes. Igual lo que había que hacer ante "El consejero" no es tanto esperar un thriller sino un McCarthy: te refieres a "El sunset limited" como novela y eso es problemático: en realidad, es una obra de teatro, aunque el autor la reeditó con el subtítulo "una novela dialogada", sembrando dudas sobre la clasificación de un texto como ese. Siento no poder ser más específico, pero detecto problemas en tu argumentación -no me acaba de parecer clara- que podría afrontar mejor si hubiese visto la película y tuviese, por tanto, experiencia directa de esas objeciones que pones a la película.

    un abrazo,

    Jordi Costa

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  2. Hola Jordi, y gracias por la bienvenida y por la valoración.
    Me quedo con el error cometido con The Sunset Limited: incluso después de haberlo leido, tendría que haber investigado más para conocer su condición de obra de teatro. Trabajaré también en la claridad del texto para la siguiente entrega.

    Un abrazo y muchas gracias,

    Santiago

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