martes, 3 de diciembre de 2013

Insensibilidad ante lo trágico



Título: Heli. Año: 2013. Duración: 105 min. País: México Género: Drama/Narcothriller.Dirección y guión: Amat Escalante. Fotografía: Lorenzo Hagerman. Reparto:  Armando EspitiaLinda González HernándezAndrea Jazmín VergaraReina Julieta TorresRamón Álvarez.

HELI


La fina línea que separa lo morboso de lo informativo es objeto de continuos debates en los medios de comunicación. Emitir imágenes de violencia explícita es para muchos innecesario, además de morboso. ¿Son imprescindibles las imágenes de cadáveres para contextualizar un conflicto o para mostrar el horror de la guerra? ¿Aportan algo desde el plano informativo? Un debate similar ha surgido al calor de Heli, la nueva cinta del mexicano Amat Escalante, galardonada con el premio a la mejor dirección en el Festival de Cannes. Injusta y lamentablemente, la película será recordada por una escena en la que un joven es torturado ante la atenta mirada de la cámara y de los hijos o aprendices del torturador, quienes observan impasibles la escena. “¿Y este qué hizo?” le pregunta indiferente un niño a otro. “No sé”, le responde su amigo, impertérrito. 

El cine también es provocación. Y el de Escalante provoca estupor, perturba e incomoda al público. Las imágenes, legítimas y, diría más, necesarias, dotan de potencia y contundencia al relato y abren los ojos de aquellos que no quieren conocer la verdad. Esas imágenes son la mejor forma de despertar al espectador de su letargo y golpear su conciencia. Escalante relata la realidad de su país sin esconder nada. No olvidemos que México es un país en el que el narcotráfico ha segado la vida de 48.000 personas y provocado la desaparición de más de 5.000 desde el año 2006. Las portadas de los periódicos y los telediarios tratan a diario este tema. Por eso la película no es un ejercicio de, como diría Tom Wolfe, sensacionalismo sádico, sino de horrorosa cotidianidad. Y ahí radica lo verdaderamente importante: lo más terrible de la escena descrita no es la tortura, sino la indiferencia de los testigos, la normalización del horror por parte de unos niños que apenas superan los diez años de edad. También es violencia lo que debe soportar diariamente la familia de Heli, pero sorprendentemente no incomoda ni genera debate alguno.  Tampoco los otros temas que aborda el filme, igual de profundos. Igual de repulsivos. El aborto,  la miseria, la corrupción del poder y la connivencia de éste con el narcotráfico, el abandono o la marginalidad por repetidos, han sido ignorados.



El ritmo de la cinta es pausado. Un drama trágico en el que sus desdichados protagonistas, interpretados por actores no profesionales, tienen escrito su destino desde el momento en el que nacen. No obstante, hay también lugar para el disfrute. El dolor y el sufrimiento se combaten con el sexo, que funciona como tierno contrapunto, como forma de supervivencia. Los silencios y la alteración del tiempo, la ausencia de música, juegan un papel fundamental. Una monótona, casi monocromática, aunque acertada, fotografía, compone una película donde la influencia del cineasta Bruno Dumont y del llamado Nuevo Extremismo francés es evidente. Una corriente que busca escandalizar mediante cualquier modalidad posible de abuso y mutilación del cuerpo humano. Provocar al espectador para hacerle reflexionar. Un film, en definitiva, atrevido, incómodo y áspero que completa la trilogía de Escalante sobre su país. Un verdadero ejercicio de estilo que consolida la corta aunque envidiable carrera de este prometedor cineasta.


Carlos Rico Hernández-Claveríe

2 comentarios:

  1. No sé quién ha escrito esta crítica: por favor, acostumbraos a firmar vuestros textos. Me parece una buena crítica que, en un caso como el presente -una película que arrastra polémica-, justifica plenamente la explícita toma de postura a favor por parte del crítico. Unas pequeñas objeciones: está justificado considerar a Escalante como un cineasta mexicano, pero no hay que olvidar que es de origen barcelonés. La otra objeción es extra-cinematográfica y antes de decir esto quiero dejar claro que, por supuesto, respeto vuestras morales e ideologías, pero... ¿de verdad un concepto como el aborto merece un calificativo como el de repulsivo? Yo diría más bien que es un tema delicado, problemático, etc..., pero es muy delicado homologarlo a la corrupción, el narcotráfico y la tortura. Creo yo, vamos.

    un abrazo,

    Jordi Costa

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  2. Tenías razón, creía haberla firmado pero se me debió pasar. Ahora mismo lo hago.
    Respecto a la desafortunada inclusión del aborto en esa retahíla de atrocidades,llevas toda la razón. Con ello me refería a que, debido a la imposibilidad de abortar, muchas familias- incluída la de Heli- ven sustancialmente mermadas (más si cabe) sus condiciones de vida. Siento el equívoco, me expresé mal, pues en ningún caso soy antiabortista, más bien al contrario.Tampoco era mi intención equipararlo a la tortura o el narcotráfico. Espero haber aclarado la confusión.

    Gracias por tus anotaciones. Un saludo!

    Carlos

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